Anaïs empieza su ESC "European Volunteering VS Depopulation 1.0"
Presentación de nuestra voluntaria Anaïs para el periodo 2022
¡Encantada! Soy Anaïs, tengo 23 años y bajé al sur desde la lluviosa Bruselas para vivir la experiencia de mi vida. Mis dos pasiones son viajar y hacer música. Me gusta tocar la flauta, la percusión y el piano, y me gusta particularmente tocar con otros músicos.
El punto de partida de mi historia es una reflexión que tomó forma durante el segundo confinamiento debido a la crisis del coronavirus en Bélgica. Siempre quise viajar y vivir en el extranjero, desde que tenía 18 años: descubrir nuevos lugares, conocer a nuevas personas, aprender un nuevo idioma… En definitiva: conocer otras culturas distintas a la belga. Mi plan y sueño era hacer un Erasmus-intercambio. Desgraciadamente, una pandemia mundial me impidió hacerlo. En junio pasado, cuando acabé mis estudios de derecho, decidí que mi próxima prioridad tenía que ser realizar mi sueño de viajar. Al principio, no sabía dónde quería ir, durante cuánto tiempo o qué quería hacer en concreto. ¡Es que hay miles de millones de posibilidades! Por esta razón, me di tiempo para averiguar la manera perfecta de tener una experiencia internacional que me permitiera realmente descubrir una nueva cultura. Sabía que no quería ser una turista más, alguien que solo tiene amigos internacionales, que habla inglés y solamente visita los lugares turísticos. Me interesaba una experiencia que no fuera superficial. Para mí, significa la inmersión en una comunidad local, hacer cosas útiles para esta comunidad y aprender el idioma local. Es así como encontré la plataforma del Cuerpo Europeo de Solidaridad.
Por supuesto, todo esto no explica las razones específicas de por qué me gusta el proyecto de voluntariado en Medina del Campo. A mí me gustaron mucho cuatro cosas: La primera, que es un voluntariado que reúne múltiples asociaciones que hacen cosas diferentes. ¿Qué significa eso para mí? Soy una persona muy curiosa, y la rutina me da miedo. Por eso estaba convencida de que esta combinación era perfecta para aprender muchísimas cosas. La segunda son las asociaciones y lo que hacen. Estaba buscando una experiencia que me permitiera hacer cosas que nunca hice y probablemente nunca voy a hacer en el futuro. Por ejemplo, trabajar con personas con discapacidad intelectual y ayudar en un refugio de animales. La tercera era poder compartir esta experiencia con otros jóvenes europeos. Durante mis estudios, fui una voluntaria para el Erasmus Student Network, una organización estudiantil que promueve la movilidad estudiantil internacional. Así, conocí y trabajé con muchas personas de todo el mundo y descubrí que me encanta estar en un entorno internacional. La última era la duración de este voluntariado. Creo que diez meses me dan la posibilidad de aprender de verdad el español. Empecé un poco por casualidad a aprender este idioma (vale, no voy a mentir, la serie “La casa de papel” fue una razón importante) y, desde entonces, tengo la determinación de hacer los esfuerzos necesarios para hablar bien la lengua de Almodóvar.
Ahora, estoy aquí desde hace dos meses. El tiempo pasa a una velocidad que me marea. La vida me sonríe: tengo la suerte de conocer a compañeros y compañeras de trabajo muy majos y majas, estoy descubriendo otro ritmo de vida (¡en Bruselas siempre tenemos prisa!) y puedo hacer trabajo creativo que requiere competencias que no son solo académicas. Siento que estoy creciendo un poco cada día, aprendiendo a conocer mis límites, mis capacidades y los valores que me importan.
Y, por supuesto, en mi tiempo libre, estoy viajando. Descubro que España tiene una cultura acogedora y de buena comida como no conozco otra igual. El país también está lleno de paisajes naturales y urbanos preciosos y entonces no es difícil enamorarse de este país.
La verdad, ¡tengo ganas de ver qué me depara el futuro!
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